transcripción audio 3

Audio 3. 4º día. 06/11/2018
Práctica de movimiento y charla
Participantes: Sandra, Cristina, Paula, Vicente y Teresa

porque todos hemos hecho contact y en el contact lo ideal es que que fluya. Y a mí lo que me interesa es cuando no fluye, la torpeza y la problemática. Y, por ejemplo, la risa me interesa mucho también porque de alguna manera ayuda a solucionar la no fluidez. De alguna manera, soluciona el problema. Y ve el problema y…
O lo distiende de alguna manera.
Pero eso es también en la vida real. En situaciones tensas lo que haces es reírte.
Luego, han pasado otras cosas que eran como pensar más allá del problema.
¿Por ejemplo?
Pensar más allá del problema en sentido real. Pues el problema está ahí, y ese es el problema. Es como bailar una persona coja. Pues es que la persona coja no puede hacer esto [el hablante ejecuta unos movimientos]. Y ese es el problema [no se entiende muy bien porque el hablante tiene la boca llena] y pasar a otras cosas, fuera, estás todo el rato metiéndote, pero tú tienes como una apertura, … cerrar, intentas cerrar… y de pronto cierro, me tiene cogido de aquí y yo tengo cogido algo, y de pronto es como [se oyen unos chasquidos de dedos] cerrarme. ¿Me explico? Tengo una cadena que me va a dos sitios, y tengo otros dos sitios libres [de nuevo, chasquidos de dedos]. Uno conecta, y el otro conecta. Y tengo dos partes libres, jugar con esas partes, bastante para abrirlas como para cerrarlas.

(se escuchan las pisadas de alguien moviéndose y ruidos de golpes y pasar de hojas)

Me recuerda a la pieza esta del artista este Tehching Hsieh con Lidia Montano que durante un año se ataron con una cuerda de cintura a cintura, creo que era, ¿o era la mano? Durante un año. Me ha recordado, porque es que ya no eres tú, eres tú con el otro y lo que se genera en esa creación, ¿no? Como que hay un impedimento que te lleva a otro sitio. Un año estuvieron.
¿Quién?
Linda Montano y Tehching Hsieh.
Tehching Hsieh tenía un ciclo de performance que eran one year performance. Y era, en un año no voy a estar nunca al cubierto. No voy a tener nunca un techo. Por ejemplo. Estar en Nueva York, en Manhattan, todo el día en la calle. En un año me voy a hacer cada hora una foto. Tengo que ir a un sitio donde está la cámara y me voy a hacer una foto cada hora durante un año. Con eso se podía ir una hora, pero a la hora tenía que estar ahí para hacerse una foto. En una galería. O en un año no voy a…
La premisa era un año, ¿no? Lo que sea, pero en un año. Experimentar algo…
Se rapaba el pelo cuando empezaba y se lo dejaba crecer. Había algo del físico y luego iba documentando eso de alguna manera.
¿Y quién es? ¿un japonés? ¿o una japonesa? ¿Tehching Hsieh, has dicho?
Tehching Hsieh
No es chino, ¿cómo se llama la ciudad ésta que tiene mucha pasta y es británica? Que está en China, pero es británica.
¿Shangai? No la otra
Creo que es Pekín, Bejiing.
Bueno, no me acuerdo. Si queréis lo mando
No es Shangai, es en…
Pero, vaya, vivía en Estados Unidos, en Nueva York.
Luego también hay como situaciones muy cómicas, o sea, donde te encuentras con el cuerpo, como… (risas). Claro hay mucha proximidad con los otros y hay momentos en que tu culo está en la cara del otro, es como, no sé, son situaciones que dan risa. Normalmente siempre mantenemos unas distancias correctas o…
Unas determinadas partes del cuerpo, ¿no?
Sí que era la cintura
¿Eeeeh?
¿El qué?
Era la cintura.
Aquí tienen cierta distancia, pero… para la vida cotidiana no tanto.
Estas son muy chulas, él está como dentro del aseo y entonces la puerta medio cerrada, y ella… y él está cagando, y está ella ahí
¿Cuál era la idea que ellos querían exponer con este trabajo? ¿Qué querían trabajar?
Siempre como experiencia al límite. Y es siempre la experiencia del otro. Vaya, del otro que está contigo todo el rato, cuándo estás cagando, cuándo estás meando, cuándo todo.
Si queréis lo fotografío y lo mando al grupo de whats up. Es que tengo el libro de Tehching Hsieh One year peformance y fotografío las páginas de esta performance. ¿Vale? Creo recordar que está en inglés.
Estaba mirando el estar atado. Realmente estamos atados también, pero lo que pasa es que no lo percibimos como tal. Ahí sí que hay algo físico, una cuerda con la que te has atado.
¿En la práctica decías?
Sí, con respecto a la vida cotidiana.
Tienes atado al otro todo el rato.
O a unas circunstancias. Durante un año voy a acudir…

(entra alguien del TEM para preguntar cuándo puede contarle S. del proyecto)

Bueno, estamos firmando contratos para ir a trabajar todos los días.
Bueno, de hecho, él firma un contrato: Yo, Tehching Hsieh, me comprometo durante un año a… y lo plantea, y lo firma con un notario. Hay una anécdota maravillosa porque él, claro, esto lo hace en el mundo del arte evidentemente. Hay todo un contexto y él lo hace asociado a un galería, etcétera, y cuándo el firma el contrato de no voy a entra nunca a cubierto durante un año, tiene un problema con un mendigo que está loco. Entonces, el mendigo… tienen una pelea y entonces el mendigo va a la policía, lo denuncia, y la policía lo detiene. Y lo coge y se lo quiere llevar al juzgado, y entonces, toda la comunidad artística de Nueva York se planta en la puerta del juzgado explicándole a la policía que por razones artísticas ese señor no puede entrar en el juzgado. Es muy interesante porque el juez decide por primera vez en la historia que el juicio por razones artísticas no puede celebrarse ese año. Se tiene que aplazar. No hay ninguna razón por la que el tipo no pueda… pero entiende, bueno, hay fotos y hay un momento en el que él no quiere entrar, y lo meten, y se le explican al juez las razones, y el juez lo entiende y decide que se celebre al final del año y que el juicio no se va a celebrar hasta que el tipo no pueda entrar en un sitio cerrado. Es una cosa muy chula como el mundo del arte puede provocar una ruptura en el sistema legal. Se tienen en cuenta que no es una razón médica.
T. Y porque a lo mejor hay un contrato firmado.

(se solapan voces)

Porque el juez entra también en el juego.
Claro, claro, de pronto el juez está dando validez a un recurso artístico. Volviendo… a mí me recuerda más, por el tema más del movimiento y la dinámica, a mí me recuerda un poco… hay algo que me gusta, que me interesa por esta idea del movimiento a esa ruptura de lo ideal, que tiene que ver con el contact y tal, y hay unas piezas de nuestra amiga, la que vimos en Bruselas que silbaba…
Simone Forti
Hay unas piezas muy bonitas de Simone Forti que son muy marcianas, porque de pronto está como XXXXX. Hay algo muy chulo en Simone Forti, ella viene de la danza pero…
¿Simone Forti?
Es de la escuela de Nueva York, con Ivonne Rainer y toda esta peña. Pues eso, John Cage, Ivonne Rainer, y toda está gente que… a saco; y Simone Forti tiene estas piezas que nosotras vimos en el Reina Sofía. Que son grupos de gente…
Ah, ya sé, estaban en Roma, creo.
Es un grupo de bailarines y entonces, nada, la pauta es alguien sube al grupo, escala, vale, se sube, y se baja, y desaparece. Y hay todo el rato como una masa de peña y de esa masa de vez en cuando alguien escala, sube, y vuelve a entrar. Y la masa está como moviéndose un poco. Y hay algo que tiene que ver mucho con eso, con qué es la danza, porque en la danza hay una especie de gracia, no sé cómo llamarle, la gracia del movimiento, que eso sigue estando a lo bestia, y todas esas propuestas rompen eso. Aquí no hay un ideal de gracia, sino que el punto está en otro lugar, a mí eso me gusta mucho y me parece que eso se explora y valora muy poco, tú vas a un certamen coreográfico y... y que tiene que ver más con una idea de coreografía muy radical en el sentido de escritura en el espacio y en el tiempo con cuerpos. Y ahí ya…
Pero no hay nada más esencial que la danza. Eso es una descripción de la danza en realidad. Cuerpos en el espacio moviéndose.
Pero es que moviéndose lo pones tú.
¿Por qué?
Y ¿por qué no?
Ah, bueno, sí, cuerpos en el espacio. Cuerpos en el espacio y en el tiempo.

(voces que se solapan y no se entiende muy bien. S. sale del aula y se va a explicar el proyecto)

A mí una cosa que me ha interesado de lo que has propuesto tiene que ver con la mirada como motor de movimiento, como motor de algo. O sea, hay algo que de pronto se activa con la mirada, esta idea de que la mirada periférica y el cuerpo como cámara… tú lo has hecho al principio muy como ejercicio, pero luego en la pelota ésta que estábamos haciendo también había algo de eso, un poco.
Yo me he perdido totalmente eso. No he podido continuar. He hecho como una ruptura de una cosa a otra.
Como que había eso aquí con el culo encima de otro y tal y hay algo en la mirada, ¿cómo explicaría yo eso?, bueno, no sé, como igual era una consciencia que tenía activada yo ahí.
Como periférica…

(voces que se solapan)

Sí, era visible a veces, como que también desviaba el foco de lo que estaba pasando. Si no estabas muy enfocado en lo que estabas haciendo, cobraba una dimensión diferente a si, de repente, la mirada descongestionaba lo que estabas haciendo. Y vosotras, ¿cómo habéis vivido el viaje?
A mí es que hacer contact con tres personas ya me agobia y no me gustan ahí las cosas en colectivo, todas juntas ahí. Es una cosa mía, ¿no?, que lo hago igualmente. En clase me lo dicen, y me lo inyectan, y yo, pues vale, pero tengo la tendencia como de alejarme un poco, o de bloquearme porque no sé dónde meterme y me agobia esta cosa de tanta gente rebozándose. En esta no me he agobiado tanto, pero porque era el no sé qué hacer y me activaba yo en el ejercicio, de si pasa alguien por arriba, yo ayudo. E intentaba meter un hombro, levantar y ayudar a transitar por ahí. El ejercicio, por ejemplo, de la mirada periférica de la línea intentando hacer el movimiento, esta estaba superinteresante por el movimiento que no tiene un líder, un autor de ese movimiento.
¿Cuándo estábamos ahí juntos?
Sí, en la línea. Y activar también no solo la mirada periférica de lo que hace Vicente que lo tenía ahí; Sandra que la tenía más cerca; Teresa … si no los soniditos que iban apareciendo. De repente notabas algo con la pelvis, con el peso, y ya te hacía calibrar de otra manera. Y molaba mucho porque también te dabas cuenta de las mismas variedades mientras lo hacías, intentabas también intentar que apareciera el unísono, pero también era imposible que apareciera un unísono.
Ese ejercicio también era un imposible. Salía un cuerpo bastante torpe.
El intento de estar así todas… como el director de orquesta que hace así: ¡Tchin! Y nadie afina. Como queriendo ir todas a una, pero… sí que funcionaba, por ejemplo, el ir todas a una con la repetición y, sobre todo, cuando había un sonido.
Como un ritmo. Porque igual era algo más rítmico que de movimiento. Cuando cogías un patrón rítmico, ahí te alienabas y podías seguir. Peor ahí lo difícil era “salir de”… cómo rompes esa mecánica, ese patrón.
Salir y entrar, yo creo, a ese ritmo porque era fácil salir, pero luego entrar y estar todos a un ritmo era… ha pasado una o dos veces y ya no ha vuelto a pasar. Ha habido intentos de volver a entrar a unísono, aunque fuera así, pero eran intentos. Cuando estábamos haciendo así (golpea el suelo con algo) con los dedetes, pero…
A mí sí me ha interesado el del cuerpo colectivo. Lo que tú planteas es como si no hubiera líder. ¿Es posible que no haya líder? Yo creo que no. Siempre alguno acaba tomando esa iniciativa. Igual, para mí, para que hubieran pasado cosas interesantes tendríamos que haver estado una hora o más haciendo eso. No dejar de estar diciendo: bueno, me parece que está parado, ¿sigo? ¿no hago nada? ¿espero a que el otro tome una iniciativa? No lo sé, para que esos acuerdos se disuelvan y al final se genera una energía en la que pues al final igual no acaba pasando nada. O igual sí pasan cosas.
Yo lo veo eso como la vida mismo. Quiero decir hay gente que tiene más impulsos, como cuando sales, y sí, vamos a tomarnos una birra y tal…
Como más iniciativa.

(voces que se yuxtaponen)

Claro, estamos haciendo una propuesta en laboratorio, a ver qué pasa si tomo la iniciativa…
Sí, claro, es una utopía. Y la premisa, claro, no es real. Es juego. La propuesta era que el líder no fuera siempre el mismo y que se desplazara y no se reconociera. Desde luego que es una práctica en sí.

(voces que se yuxtaponen)

Claro hasta que el movimiento deja de ser movimiento y queda ya un movimiento que es más accidental y empiezas a seguirlo.
Para realmente entrar en el ejercicio hubiéramos que estar una hora o dos, lo que pasa es que yo lo he querido utilizar como paso para lo siguiente, como ejercicio de encuentro…
Recuerdo que yo hice también un taller con X y era todo el trabajo sobre la mirada, la mirada interior, la mirada desenfocada… Y después de hacer este ejercicio sobre la mirada planteó… no me acuerdo cómo planteo, un determinado tipo de movimiento, y no se cumplieron sus expectativas y ella estaba muy enfadada porque no había pasado lo que ella esperaba que pasara con nosotros y los cuerpos.

(risas)

Expectativas y surrealidad.
Ella decía: esto no tenía que pasar. Pero en el fondo nosotros íbamos siguiendo instrucciones. Igual no entendimos bien la propuesta.
Es la historia del mundo del arte. Estar en una investigación en torno a una cuestión, pero ya sabes que al final quieres hacer no sé qué, pero al final hacer un… para que te cuadre.
Nadie había hecho el movimiento que ella esperaba. Pero fue muy chulo. A mí me gusta mucho el ejercicio de la mirada, porque estás entrando, saliendo.

(voces que se yuxtaponen. se comenta que La Ribot trabaja también con una cámara de vídeo y como la coreografía tiene mucho que ver con eso y se habla de que se podía haber dedicado más tiempo al ejercicio)

Pero a veces es cómo que la atención se centra en tantos puntos y estás ahí como camaleona. No es un movimiento que lo ves totalmente claro y ya ahí como una interpretación de lo que tú observar porque no está totalmente definido. Cosa que en las estructuras, yo creo que la mirada iba buscando huecos por dónde meterte y estar un poco más atento. Pero al activarse la mirada periférica yo creeo que ha sido en los enganches… porque había ahí una atención ahí interesante que se activaba.
Yo en realidad conectaba más el ejercicio de la mirada con lo del cuerpo colectivo. Eso sí, una cosa te llevaba a la otra. ¿Qué quería yo para esa capa a la hora de moverse en conjunto más que el nudo después? Y el cuerpo colectivo, sí que el moverse juntos, el…
¿Tú te acuerdas qué dijiste cuándo estábamos hablando de maneras de trabajar que tu preferías trabajar con gente?
Sí. Pero me pasa desde que empecé a hacer contact.
No te interesa.
Es una cosa que ni me provoca placer. Es una cosa… o cuando es con ojos cerrados… no.
¿Tampoco con ojos cerrados? ¿eh?
Cuando son grupos de más de dos personas, me agobia mogollón. Pero me gusta también trabajar en colectivo. Con toda esta cosa de la proximidad me quedo un poco así como ¿qué hago? Aquí he ido como en contra. Porque ha habido un momento que digo, me salgo y observo.
Pero no has salido.
No he salido. Me he obligado a ir: ¡mantente y trabájatelo!
Para mí había una cuestión de comodidad. Si salgo y vuelvo a entrar… estoy más cómoda aquí. Que igual si hubiera estado en otro lugar me hubiera gustado ver. Si hubiera estado yo proponiendo, hubiera dicho voy a salir a ver porque tengo más claro lo que busco porque he propuesto eso.

(S. vuelve de la entrevista)

Nos ha preguntado que habláramos sobre lo que hemos hecho.
Sí, las prácticas, lo que os ha despertado.
A mí siempre lo que me pasa con los ejercicios de contacto es que en principio me generan siempre rechazo. Pero yo creo que es a todos, ¿no? Hay una historia, sobre todo acercarte a un cuerpo con el que no estás familiarizada y, de repente, tienes que empezar a tocarlo. Y también es ponerte tú que, de repente… pero aquí se hace mucho, está muy bien.
Y cómo encontrarte cómoda en ese XXXXX.
A mí ahora me cuesta menos. Pero antes me costaba mucho más.
No tengo problema en hacerlo, pero desde siempre hay como un…
Un esfuerzo.
Sí, es un esfuerzo. Que luego te pones, y me lo paso bien y todo.

(risas)

Pero, sí, requiere un esfuerzo
Claro, dialogar y lidiar con el otro. Estar tomando decisiones no sólo por ti sola, pero pactando.
Sí, que no puedes hacer lo que te dé la gana
Porque si tú estás en un mismo juego con un grupo de personas, en el fondo tienes libertad para salir o entrar. Y nadie se va a dar cuenta. Aquí también se daba esa libertad en realidad. Pero sí que hay una alienación.
Sí, pero no eres tan libre porque se genera una serie de…, igual son externos, que no internalizado, que te permiten: si no te gusta, salte. Pero ¿quién lo hace?
Se considera bastante radical, ¿no?
Pero darte tú la libertad de yo voy, pero si hay… al final aguantamos todos. Luego no nos damos esa libertad.
Ya, Pero creo que también con lo que ha dicho V. con lo de que aparece la problemática de no solamente […] el ejercicio de los enganches, si no tus inconvenientes con los otros cuerpos, o la masa, o que se me ha enganchado el pelo. Para ti lo ideal sería que no me enganchara el pelo, que no me aplastaran con el culo, que no está agobiada con tanta gente. Eso es también lo ideal para mí y cómo intentar lidiar con esto buscando estrategias, cosas que hacer, pues, bueno, ayudo a esta persona a transitar de un sitio a otro, pues ahora, no sé… como tareas de distracción o para lidiar con esa problemática. Aparecen luego otras por el camino.
A mí lo que me pasa es que en estas situaciones… ¿me centro en lo que está pasando conmigo o en lo que está pasando con los demás? Y estoy como esquizofrénica. Y me pierdo tantas cosas. Porque ahora paso aquí, ahora paso aquí. Y no sé qué sería más interesante para mí.

(pausa)

Me pedía T. que contara cosas (del encuentro de Madrid). Os cuento un poco cómo era. Contexto: Dance Salon que se llama. En Dresde se celebra desde hace cien años o así como unos salones de danza, una especie de jornadas. Tenía que ver mucho con la danza clásica al principio, etcétera, etcétera, y entonces cada año se montan esos salones, cada año o cada dos años, no sé, e invitan a esta, a Meg Stuart. ¿Y qué es eso? Pues es un poco pensar la danza, plantear como cosas, festival también, pero no es un festival con una serie de piezas, si no que es un algo relacionado con la danza que cada artista en su modo de currar eso, de organizar y decide qué quiere hacer. Ella lo que ha decidido hacer es, en diferentes países, montar un pequeño salón con las comunidades de bailarines de cada país. Entonces aquí en España pues Abraham que es un tipo que ha currado con ella mogollón de tiempo que tiene el centro Negra en Murcia se encarga de conectar con la peña e invita a gente de todos los lados. Abraham está ahora en un punto… no del todo… pero ha invitado a esa gente, por entendernos, que no está en el mercado ese de hacer piezas, sino que está en otro lugar porque escuchándole como que defiende otra cosa... No defiende justamente esa cosa del mercado, si no ese otro de manera de entender y hacer la danza. No es ni mejor ni peor, ¿eh? Entonces él lo que hace es que invita a un grupo de gente, hay gente de Andalucía, del Norte, hay gente de Madrid, ¿vale? , pues un grupo, yo creo que accidental casi también. No creo que se haya pensado mucho la gente a la que ha invitado. Y nada, a nosotros cuando llegamos… o sea nadie sabe muy bien a qué va. No sabemos muy bien a qué se nos invita. Son dos días. Nos pagan los viajes, nos pagan la comida, nos pagan la cena. Y ya está. Y si os apetece. Y nos cuentan la historia un poco para pensar un poco el plan salón éste con Meg Stuart. Y la gente, ¿qué pasa? ¡qué viene Meg Stuart! Y vamos a verle el XXXX a esta tipa. Entonces, nada, la primera actividad que nos plantean, que a mí me gustó mucho esa actividad, es: llegamos al sitio, al centro Canal, y hay alguien en la puerta que nos da una tarjeta y en esa tarjeta pone: a partir de ahora ya no puedes hablar. No puedes utilizar el lenguaje oral para comunicarte con la gente. En un rato subiremos a una de las salas y… haz lo que quieras, es decir, vamos a estar juntos ahí. Puedes moverte, puedes salirte, puedes hacer lo que quieras. Estamos en una sala muy grande, tres veces como esto, así este rollo. La gente va llegando y tú estás ahí como… que no tienes… que no sabes ni quién va a venir, hay gente a la que hace mucho que no ves, y se crea como una situación muy de “el cuerpo”. Entonces subimos arriba, y alguien nos dice, ya podéis subir. Hay alguien que sí que puede hablar y nos sube arriba, entramos en una sala y ahí se crea una situación muy distendida en el que él va sacando palabras: ¿qué significa estar juntos? Que era una de las grandes preguntas: ¿qué es estar juntos? ¿cómo estar juntos? ¿de qué manera estar juntos? Que yo creo que tiene mucho que ver con este proyecto. Y a partir de ahí, pues alguien se levanta, alguien…, hay otro que… como que te das cuenta de que puedes moverte, puedes bailar, puedes estar, puedes hacer, puedes no hacer, lo que quieras. Y es guay. No hay pautas. Hay preguntas. Pero esas preguntas van activando cosas, pero es verdad que […] un tiempo y acabamos bailando […] pues eso, como que tu entrabas con alguien y, es decir, no había pautas y había pautas. Había algo que a mí me interesaba y es que había un espacio muy individual donde no necesitabas hacer algo en concreto. Podías entrar. Podías salir. Había ahí algo muy chulo.
¿Cuánta gente erais?
Éramos dieciocho y eso es muy importante porque era un grupo numeroso.

(voces que se yuxtaponen)

había alguien que se puso a mirar el techo, había alguien que se puso a hacer XXXX a los demás, había alguien que estaba bailando, había mucha gente que estaba moviéndose bailando, de pronto me cruzaba con alguien y empezábamos a reír, nos poníamos a hacer cosas, había momentos de […]. Pero había una cosa muy chula de que no […]. Había un contexto, pero no era un contexto que estuviera lleno de reglas y a mí eso me gustaba mucho porque te permitía estar de muchas maneras. No era una manera.
¿En el espacio había sillas?
No, había esto, pero mucho más grande, era esto muy grande.
O sea que había siempre un estar.
De hecho, podías salir... Bueno, a mí me interesó mucho y hay algo muy de cómo reglamentar una situación, es decir, cómo XXXX una situación, cuáles son las reglas, instituciones, maneras, enunciados, tal, que tu propones y que no XXXX, sino que XXXX, y dejando que pasen. Bueno, hubo algo ahí que me pareció interesante. Sin más. […]. …seguimos sin hablar, y nos ponen por parejas, ahora nos ponen por parejas. Y nos dan un antifaz […] y generar confianza con el otro. Estamos andando media hora por la ciudad, superviviendo Madrid.

(voces superpuestas)

y luego paramos y cambiamos. Y llegamos a un sitio para comer. Y ahí comemos. Luego fuimos a ver una exposición, de ahí andando, a una exposición de Juan Hidalgo. Estaba chulo también, una excursión. Y entonces había qué pensar cómo estar juntos y había una cosa que a mí me gustaba mucho que es […] y alguien dice, bueno, ahora hemos hecho esto y ahora vamos a ver una expo. Que yo creo que tiene que ver. Como que me gustaba mucho la ruptura de espacios, la experiencia
Pero esas propuestas, de excursión, de tal, ¿qué venían? ¿de Abraham?
Todo venía de ellos.
¿Del grupo que había organizado las jornadas? ¿no?
Sí, como hay alguien que decidía. Y luego de ahí nos vamos a Matadero, no sé qué, y ahí sí que había algo más escénico, focos, había un grupo de sonido y alguien que hacía música y a partir de ahí hicimos un montón de ejercicios. Por ejemplo, hicimos un ejercicio que era… estuvimos hablando mucho… el tema era que… en el sentido de que se hacían un montón de… ¿qué se está haciendo? Era la gran pregunta y a partir de ahí iban derivándose muchas cuestiones… ¿de qué manera estar juntos?, se iban haciendo un montón de preguntas muy vinculadas con tu trabajo. Y entonces nos pasamos un rato alrededor de una mesa abriendo preguntas. ¡Vamos a hacer preguntas! Y había preguntas como, por ejemplo, tú tienes una preocupación política. En tu vida te preocupan ciertas cosas. ¿Cómo trasladas esto a tu vida profesional… esas preocupaciones? Si las trasladas. Por ejemplo, ¿eué es para ti lo más importante cuando trabajas con alguien?, por
¿Y ahí qué iba… contestando la gente conforme…?
No, primero se hacían un montón de preguntas. Luego se hicieron grupos de cuatro personas y un grupo decidía una pregunta y se la pasaban a este grupo y este grupo tenía diez minutos para responderla. O sea, primero se habría una charla, una especia de charla, y la idea era que al final tu acabaras con un experimento, o sea, una respuesta a esa pregunta. Podía ser muy concreta o muy genérica
¿Y esa respuesta era una respuesta de grupo o individual?
El grupo tenía que tratar de cerrarla. Hubieron grupos que no pudieron cerrar determinadas preguntas, no podemos. Pero había grupos que sí, oye, que no sé qué, no sé menos, pero una cosa sencilla, no un parrafón. O sea, una pregunta, y cerrarla con una respuesta sencilla. Sencilla en el enunciado, porque la respuesta podía ser muy abstracta o muy concreta.
Está guay. A mí me gusta ese ejercicio.
Está muy chulo.
Luego había lo mismo. Pero había dos sillas. Entonces era muy guay. A mí me encantó este ejercicio. Dos sillas, y entonces una persona se sienta. Una silla es la silla de la pregunta, y la otra es la silla de la respuesta (se está escenificando el ejercicio colocando las dos sillas). Salen dos personas. Se ponen. Y entonces yo te hago una pregunta en relación a estas cosas de las que estamos hablando. Yo te hago una pregunta a ti. Por ejemplo, había una pregunta… ¿tú crees que es importante el alma en lo que hacemos?

(risa)

Y esta persona tenía que responder a eso. […]. Y entonces cuando yo lo respondo, me […]. Y la persona que había preguntado se pone en la silla de la respuesta y otra sale y le hace otra pregunta. […]. Y había respuestas, desde un discurso o habían respuestas… ¿tú crees que es importante el amor? Sí, es muy importante. Ya está. No necesariamente era un ejercicio desde la argumentación… ¿Cuál era la respuesta a eso?
De posicionamiento, ¿no?, un poco, también, ¿o no?
Buenos, la idea era generar preguntas y generar respuestas. Había una pregunta muy chula que fue…

(interrupción de alguien que abre la puerta de la sala y nos pregunta por las condiciones de la sala)

Por ejemplo, yo pregunté a uno de los bailarines, ¿tienes alguna historia personal de maltrato?

(se cuenta la respuesta a esa pregunta pero no se entiende bien porque la persona que habla se ha alejado de la grabadora o ha empezado a hablar más bajito)

Y era muy chulo porque se generaban todo el rato como historias y las respuestas también abrían también… había gente que respondía, y ya tenías una pregunta. Y luego ocurrieron muchas más cosas porque había preguntas que ellos ya habían planteado y tal. Pero luego hicimos una práctica que a mí me gustó mucho de bailar que fue… nos juntamos, y entonces dijimos, a ver… es que fue muy sencillo: a ver, cinco propuestas. Que alguien proponga algo. Entonces yo decía, pues a mí me gustaría proponer una de reírnos, que durante diez o quince minutos hagamos una práctica de reír (se ríe). Y que no sea una risa natural, porque no lo va a ser, pero que forcemos esta cosa de la sonrisa, y a partir de ahí investiguemos qué pasa en el cuerpo. Como que el cuerpo está activo en eso (hace de nuevo como que se ríe). Eran propuestas abiertas, no era necesario desarrollarlas mucho. Por ejemplo, yo propuse… pues me gustaría que hiciéramos grupos porque éramos mogollón, cuatro grupos de cinco personas cada uno y que cada grupo trabaje con un cuerpo, más o menos pasivo, y no es una manipulación, no es un masaje. Si no es usar el cuerpo. Que cuatro o cinco personas cogen el cuerpo de T. y lo usan. Puedes pensar en el peso y eso, pero yo lo puedo usar para cosas. La cosa es no hacer daño nunca. Jugar a tal… pero lo uso para cosas, para hacer ruido…, como un niño usa un objeto. Y entonces hubo como diferentes propuestas y ahí ya se planteó... había un set de sonido con un músico haciendo ruiditos. Había un micro y había peña que lo cogía y entonces con esas cinco o seis propuestas se hizo como una especie de improvisación en el que la gente iba decidiendo qué ejercicios iba cogiendo y ahí se iba contaminando. Había un grupo que empezó con lo de la risa, otro con lo del cuerpo.. era una cosa como muy de… a partir de aquí free style y que vaya pasando. O sea, que son dieciocho personas, ¿eh?, la verdad es que en un contexto así mola. Y fue muy guay.
Antes de ir, ¿sabías quienes iban?
No
¿Era como una cita a ciegas?

(nombra a alguien que sabía que iba y a otros que estuvieron, pero no se entiende muy bien)

Había algo muy bonito en el que, de pronto, nos fuimos a un parque. Después de comer, venga, vamos a currar. Pues, no. Vámonos a un parque y hacía sol y alguien dijo vamos a hacer como que cada uno proponga una cosa. Entonces alguien decía, pues vamos a abrazar un árbol y vamos a pensar en una persona que queramos mucho, que sintamos mucho amor por esa persona y en alguien que se haya ido, que ya no esté y que queramos como como traerla aquí. Luego otra persona decía vamos a coger y vamos a buscar en el parque XXXXX que llame mucho la atención, un objeto que encontremos en el suelo, algo que haya por ahí, vamos a darnos una vuelta, y cuando lo veamos, ¡ya, esto es!, lo cogemos y lo ponemos sobre la mesa esta que hay aquí. Y a mí había una cosa que me gustó mucho que era la de pasar el tiempo con gente haciendo cosas. Y esas cosas no eran… ¿sabes?... no tenían siempre peso. Había algo arti(stico), pero no son cosas que puedes hacer con cualquiera. Pues no hay un vamos al cine…

(voces superpuestas)

Yo creo que ahí también lo que se crea ahí es el tema del encuentro, del amor, del enamoramiento, del compartir, y que el hacer cosas es una excusa. Es un pretexto que en el fondo la base es pasar tiempo. Compartir tiempo.
Una cosa para mí que es guay es que no había que hacer nada. Aquí había eso. No había que apretar. ¡Vamos!
¡No tenemos que producir nada!
El tiempo productivo…
Por ejemplo, alguien propuso una siesta de 20 minutos y esto en un tal… es un tiempo para eso. Veinte minutos, pues veinte minutos. Y a mí así hay algo superguay que no necesitamos hacer nada. Lo importante no es que produzcamos, si no que lo importante es lo que pase. Y eso creo que puede pasar porque hay unos límites muy concretos. Son dos días. Esto va a durar viernes y sábado. Hay unos límites muy concretos de tiempo, de gente, está todo muy acotado y entonces ahí tú te relajas.
En el libro que comentaste del niño, en una tarde sin… que no tiene nada que hacer, que estás haciendo nada, y de repente, ¡ay!, una mosca, y te paras con otra cosa y vas haciendo así. No hay como un tiempo. ¡Ay! tengo que hacer esto.
Pero por ejemplo aquí sí que había tiempos. Decía 10 minutos de tal, cinco minutos de tal. De hecho, yo lo que les criticaba era “ya han llegado los del norte”. Porque de repente era, a ver, un grupo de cuatro decide hacer una pregunta, charláis y hacéis una pregunta. Y de repente decía Meg Stuart: You do have 5 minutes. Y sacaba el reloj y enchufaba el cronómetro. Y yo decía, ¡hostia!, ¡los del norte! Pero había un punto en ese sentido también, que ayudaba, esos límites ayudaban.
¿Marcar el tiempo?
Marcar el tiempo ayuda. Por ejemplo, con Frankenstein nos pasaba. Nos venía muy bien el tiempo. Y había ahí algo con el tiempo que nos funcionaba muy bien.

(voces que se yuxtaponen)

Le he dicho a T. si quería leer un texto.

(Se procede a la lectura de unas páginas del libro “Ser o no ser un cuerpo” de Santiago Alba Rico. El texto habla del aburrimiento. Se habla del efecto y experiencias de lectura en voz alta. Se comenta otro libro que remite a este libro y se titula “Ser o no ser una isla”. Cerramos la sesión hablando de lo frío que es el suelo sobre el que trabajamos)